La novela El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha de la autoría del español Miguel Cervantes Saavedra (1547-1616), es uno de los libros más discutidos, leídos y traducidos de todos los tiempos gracias a su excepcional valor literario, histórico y cultural.
Franz Mayer logró hacerse de una colección de 739 ediciones en su lengua original y en 13 idiomas. Actualmente ésta cuenta con 1,863 ejemplares en 18 idiomas, editados y fechados desde 1605 hasta 1993.
Para el cervantista Lúdovik Osterk, que publicó un catálogo de la colección de Quijotes del Museo en 1981, su trascendencia radica en la considerable cantidad de libros de suma rareza, hoy en día prácticamente imposibles de adquirir.
Es la más numerosa en América, después le siguen la Colección Carlos Prieto del Tecnológico de Monterrey, en México, con 303 ediciones y la de la Hispanic Society of America, en Nueva York, con 191 ejemplares.
La primera parte de la novela fue impresa en 1605, en España por Juan de la Cuesta y consta de 126 capítulos divididos en dos partes. En ella Cervantes relata la historia de Alonso Quijano el Bueno, un hidalgo sin bienes y de baja escala social, de aproximadamente 50 años que vivió “En algún lugar de La Mancha” a principios del siglo XVII.
El gusto por las historias de caballería lleva a que Alonso Quijano se haga de una armadura y recupere a su viejo caballo Rocinante, para salir a “luchar por los oprimidos, desfacer agravios y enderezar entuertos”. Autoproclamado caballero, se cambia el nombre a Don Quijote en honor a Lancelot, uno de los Caballeros de la Mesa Redonda, en las leyendas que surgieron en la Edad Media sobre el rey Arturo.
En compañía de Sancho Panza, un humilde campesino al que nombra su escudero, Don Quijote se lanza a la aventura de ayudar a los pobres y desfavorecidos. La novela, desde distintos puntos de vista narrativos y acompañada de comentarios humorísticos y escépticos, relata las hazañas que enfrentan los personajes en su búsqueda por la justicia, desde su partida, hasta su vuelta a casa.
La obra, por su complejidad narrativa y la forma en que satirizó el modelo hasta entonces establecido de las novelas de caballería, marcó el inicio de la novela moderna y desde su aparición, en 1605, ha derivado en un gran número de ediciones y traducciones a diversos idiomas, así como versiones apócrifas, censuradas, abreviadas, teatrales, musicales e ilustradas.
La exposición, a través nuestras ediciones de mayor interés e importancia, busca contribuir a la revalorización de esta gran obra literaria y acercar al público, a los editores, impresores y artistas involucrados en las más raras y extraordinarias ediciones que hoy conforman el fondo de Quijotes de la biblioteca del Museo.
El acervo del Museo cuenta con algunas de las ediciones que se publicaron en lengua original de la primer parte de la novela, entre ellas destacan: la segunda de Valencia, impresa por Patricio Mey el mismo año que la edición príncipe (1605), la de Roger Velpios publicada en 1607 en Bruselas, la tercera madrileña de Juan de la Cuesta en 1608 y la primera impresa en Italia en 1610.
De la segunda parte de la novela, merece mención la impresa por Huberto Antonio, en Bruselas, en 1616 y la tercera edición de Valencia, impresa el mismo año por Patricio Mey.
Entre las primeras ediciones de la obra completa destacan: la edición madrileña de la Imprenta Real en 1647, la de Juan Mommarte impresa en 1662 en Bruselas y la de Juan Bautista Verdusen impresa por primera vez en Amberes entre 1672 y 1673.
Edición encuadernada en pergamino de la primera parte de la edición príncipe. Fue publicada en Valencia a principios de 1605 y es el ejemplar más antiguo en la colección.
En la portada lleva el escudo con la leyenda Post tenebras spero lucem, que puede ser traducida como “Después de las tinieblas espero la luz” y que forma parte del libro de Job 17:12.
A lo largo de la obra se aprecian varias erratas (errores involuntarios del autor), especialmente de puntuación, y todavía no aparece un episodio en el que Cervantes relata el robo de rucio, el asno propiedad de Sancho Panza.
En todo el mundo solo quedan 7 o 9 ejemplares. La versión fue ignorada por cerca de dos siglos, durante los cuales todas las ediciones posteriores -excepto las de Lisboa- siguieron el texto de la segunda edición publicada por Juan de la Cuesta.
De las ediciones traducidas a otros idiomas, las de lengua inglesa ocupan un lugar protagónico con 241 ejemplares. Entre éstas merecen especial mención la traducción de la primera parte de la novela por Tomas Shelton, en Londres en 1612 y la primer edición de la segunda parte, del mismo traductor y publicada en 1620.
En este ejemplar se cambio el título de la edición original por el de “Vida y Hechos del Ingenioso Cavallero Don Quixote...”, generalizado en la mayor parte de las ediciones posteriores.
Fue también la primera edición en lengua española adornada con copias de 20 grabados dibujados por Savery y reproducidos por Bouttats en una edición holandesa de 1657.
Está imagen fue ampliamente difundida en Europa durante los siglos XVII y XVIII, forma parte de una de las primeras propuestas de representación de los personajes de la novela cervantina. Las aventuras trascurren en un ambiente típicamente holandés.
Es una de las primeras ilustradas completamente. La mayoría de las ediciones anteriores sólo presentaban imágenes en el frontispicio (la hoja que antecede a la página con el título) y la portada.
"Sancho llegó a su rucio y, abrazándole, le dijo: ¿Cómo has estado, bien mío, rucio de mis ojos, compañero mío? Y con esto le besaba y acariciaba como si fuera persona. El asno callaba y se dejaba besar y acariciar de Sancho sin responderle palabra alguna." Primera parte, cap. XXX.
Edición de lujo, traducida por Louis Viardot al francés y con 120 láminas dibujadas por Gustave Doré y grabadas por Héliodore Joseph Pisan.
El francés Paul Gustave Doré (1832-1883) es considerado por muchos críticos como el mejor ilustrador de la novela. Incursionó en el ámbito de la ilustración editorial y trabajó en la ilustración de La divina comedia, de Dante Alighieri y de la Biblia.
Para la serie correspondiente al Quijote, Doré viajó por dos meses a través de España. Sus imágenes, de las más famosas y utilizadas por artistas y directores de teatro y cine hasta nuestros días, combinan el dominio técnico y formal con una concepción fantástica de la novela.
La edición, magníficamente impresa por L. Hachette en París, fue encuadernada en semipiel y lleva las lomeras y las cubiertas decoradas con dorado. Al principio y final de cada capítulo se incluyen unas elegantes viñetas, también dibujadas por Gustave Doré.
Impresa en Madrid en 1674 en los talleres de Andrés García de la Iglesia (volumen I) y de Roque Rico (volumen II), esta edición fue ilustrada con 34 láminas dibujadas y grabadas por el madrileño Diego de Obregón (1658-1699), quien ha sido considerando el primer ilustrador español de la novela.
La edición está encuadernada en piel y su portada fue impresa en tintas negra y roja. Para la creación de las imágenes, Obregón se inspiró en la serie de Jacob Savery publicada en 1657, en Holanda.
Las planchas xilográficas originales fueron reutilizadas en algunas ediciones posteriores (1706, 1714 y 1723), situación que provocó que en cada edición los grabados tengan distinta definición y calidad.
Las ilustraciones fueron acusadas de degradar el libro a los aspectos cómicos más primarios y de imitar la obra de Savery, sin embargo, la edición resulta relevante porque es una de las primeras en que las ilustraciones aparecen en la misma página que el texto.
Primera edición de la Real Academia Española y primera de lujo en España. Impresa en un excelente papel y encuadernada en piel de becerrillo, lleva las lomeras decoradas y los cortes y cantos dorados.
Incluye un prólogo y fue ilustrada por algunos de los más destacados dibujantes y grabadores españoles de su época (Carnice, del Castillo, Ximeno y otros), que atendieron un programa iconográfico definido por la Real Academia Española.
El ejemplar fue adquirido por Mayer Traumann en 1942. En una carta del 28 de enero, Mayer le comenta a Hellmut Wallach, uno de sus más cercanos marchantes de arte, que la edición le interesa “desde un punto de vista de las cosas hermosas”. Señala también que le gustaría adquirirlo si él considera que “esa edición es de valor incluso para un hombre cuyo conocimiento sobre libros es mediocre”.
La edición restablece el título original de El ingenioso Hidalgo..., en vez del que había sido más difundido (Vida y Hechos del ingenioso Hidalgo...) y se conforma de 33 grabados que establecieron ciertos cánones de representación del Quijote, tanto en Europa, como en América desde el siglo XVII y hasta la primera mitad del XIX.
Esta edición, con 44 cromolitografías, ha sido considerada un ejemplo del arte gráfico español, gracias al mérito de los artistas Ricardo Balaca (1844-1880) y José Luis Pellicer (1842-1901).
Ricardo Balaca desarrolló una interpretación a color de los principales episodios de la novela. En principio, las 44 ilustraciones iban a ser realizados por él, sin embargo, a causa de su fallecimiento en 1880, la serie fue concluida por Josep- Luis Pellicer, fundador del Instituto Catalán de las Artes del Libro, quien también realizó un trabajo extraordinario en cuanto a manejo de los empastes de color y de los contrastes lumínicos.
En esta ocasión se restituyó el escudo de la edición príncipe, se incluyeron notas y una biografía de Miguel de Cervantes, escritas por el Nicolás Diaz de Benjumea, quien aportó datos para el esclarecimiento de la realidad histórica de la época en que fue escrita y se desarrolla la novela.
La edición ha sido considerada como una de las más cuidadas. Los textos, encuadernación, tipografía e imágenes fueron desarrollados con para conformar una edición de lujo.
“En esto descubrieron treinta o cuarenta molinos de viento que hay en aquel campo y así como don Quijote los vio dijo a su escudero: -la ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear; porque ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren treinta o poco más desaforados gigantes con quien pienso hacer batalla y quitarles a todos las vidas, con cuyos despojos comenzaremos a enriquecernos”
En cuanto al interés de Franz Mayer en los libros como objetos artísticos, la mayor parte de las ediciones tempranas del acervo carecen de lujo en sus encuadernaciones. Sin embargo, en las ediciones de los siglos XIX y XX el tipo, ornamentos y decorados de la encuadernación cobraron especial importancia en el mundo del coleccionismo.
Encuadernación con lomo de piel y cubierta de tela decorados con adornos dorados. La edición está basada en la publicada por la Real Academia e incluye un prólogo del cervantista José Ma. Asensio y los facsímiles (reproducciones exactas) de varios documentos inéditos sobre la vida de Miguel de Cervantes.
Entre ellos destaca una carta que supuestamente éste envío al Inquisidor General, Cardenal Sandoval de Rojas, y que hoy día es considerada como falsa.
Además de varias cromolitografías realizadas por J. Moreno Cabronero y L. Barrau, la tipografía es artística y en cada capítulo se añadieron cabeceras y letras capitulares que hacen de ésta una de las más lujosas y bellas ediciones que se publicaron en el siglo XIX.
Edición ilustrada con novedosas xilografías de la autoría de Walter Crane (1845-1915), uno de los principales impulsores del movimiento Arts and Crafts.
Dicho movimiento apostó por una reivindicación de las artes y oficios de tradición medieval y carácter manual, por encima de la producción industrial.
Fue una edición limitada y numerada, este ejemplar lleva el número 69.
Esta edición fue impresa por Blackie & Son an Manchester: Sherrat & Hugues. Fue ilustrada con las imágenes de Walter Crane y algunas cromolitografías.
Presenta una encuadernación en piel con decorados con asuntos quijotiles en color.
Publicada en 1859 en Barcelona, esta edición fue impresa en un fino papel y presenta una serie de grabados de Estebanillo y Moragas.
Contiene una Carta geográfica de los viajes realizados por Don Quijote. Incluye un retrato de Cervantes, dibujado por L. Madrazo y considerado como el mejor que hasta aquel entonces había aparecido del autor.
Tomas Gorchs, el editor, tomó en cuenta la impresión de Juan de la Cuesta de 1605, la comparó con la de 1608, 1668, 1780 y 1797 de Pellicer, la de 1819 de la Real Academia y la de 1833 de Diego Clemencín. Respetando en los casos dudosos en texto original, Gorsch ofreció un texto bastante depurado y acertado.
Impresa en los talleres de Tipografía y Grabados “El Mundo”, en México, esta edición restituyó el escudo de la primera edición de Juan de la Cuesta y reprodujo las ilustraciones realizadas por Gustave Doré.
Destaca su encuadernación gofrada con un relieve pronunciado que se aplicó utilizando planchas. Al centro se aprecia un blasón dorado hecho a mano con las letras JDC, posiblemente las iniciales de Juan de la Cuesta, cuya impresión de 1608 se usó como modelo de ésta.
Esta edición parisina de principios del siglo XIX fue encuadernada en tela con varios elementos de decoración neoclásica: columnas griegas, grecas, hojas de acanto, guirnaldas de laurel y jarrones.
En su interior contiene 15 ilustraciones en varios capítulos diseñadas por Victor-Amand Poirson y Jules Pelcocq. También presenta varias viñetas que fueron diseñados Albert Guillaume y Victor-Armand.
A principios del siglo XIX el artista francés Antoine Johannot, “Tony Johannot” (1803-1852) realizó alrededor de 800 imágenes para ilustrar una nueva en influyente edición de la novela.
La experiencia de Johannot como ilustrador editorial le permitió convertirse en el artista con el mayor número de participaciones en publicaciones periódicas y libros.
Sus representaciones, de corte romántico, predominaron en Europa hasta la aparición de la propuesta de Gustave Doré en 1863.
Primera edición mexicana del Quijote. Fue publicada en la imprenta de Mariano Arévalo, ubicada en la Calle de la Cadena, número 2 [hoy Venustiano Carranza], en el centro de la Ciudad de México.
Contiene un análisis de V. de lo ríos y notas de Pellicer. La publicación está ilustrada con 20 grabados calcográficos que reproducen los publicados en la edición de 1782, a cargo de la Real Academia Española.