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LA MASONERÍA COMO NARRATIVA HUMANA REVISTA LOGIA | ENSAYO

LA MASONERÍA COMO NARRATIVA HUMANA:

APUNTE SOBRE LA PROFECÍA DE SU DESAPARICIÓN

Por José Pulido Mata

A Darío, mi hijo, el futuro de mi narración

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Un día, mientras pizcaba información para este escrito en los arbustos infinitos de internet, el algoritmo me paró en seco. Mis ojos se habían enganchado en el título de un artículo: “Masonería, condenada a desaparecer”, decía. El texto comenzaba con una cita apocalíptica de José Luis Trueba acerca del futuro de la masonería. Palabras más, palabras menos, la cita afirmaba que, en el régimen democrático al que México aspira, la masonería, siendo un grupo “secreto”, está destinada a desaparecer. Tal afirmación estaba apuntalada, sobre todo, en el argumento de la pérdida de poder político de la masonería durante el siglo XX.

Antes que ofenderme por sentirme aludido —acaso atacado—, procedí a poner en duda la argumentación del maestro Trueba. Fui un poco más allá y me di cuenta de que, efectivamente, las condiciones sociales del siglo XIX en México, principalmente la carencia de partidos y de institutos de formación política, habían hecho propicio que la masonería, escindida en bandos —en ritos—, fungiera como fuerza política durante ese periodo. También es cierto que, ya en el siglo XX, con la Revolución Mexicana, se inauguró un pesado proceso de democratización, a cuya consolidación hoy se sigue aspirando. Hoy, pues, hay política en los partidos, hay educación en las universidades y hay moral en las iglesias. Entonces, ¿para qué ser masón hoy, sabiendo que existen esas instituciones tan abiertas? ¿Tan dispuestas a engorsar sus filas?

Además, toda la información está en internet…

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Otro día, mientras me preparaba para ir a trabajar, brincaba de un noticiero a otro en YouTube. Pregunta: ¿han notado que de un tiempo para acá la palabra “narrativa” inunda las bocas de los periodistas y de sus entrevistados? Hoy todo es una narrativa: un discurso es una narrativa, una anécdota es una narrativa, un posicionamiento es una narrativa, una ideología es una narrativa. La palabra “narrativa”, pues, se ha convertido en la muletilla favorita de los comunicadores, el recipiente más pequeño y más profundo, capaz de albergar cualquier acto de lenguaje.

Mientras me preguntaba “¿qué sentido tiene eso?”, de pronto, en mágica sincronía, me enteré de que Byung-Chul Han, el filósofo coreano que se puso de moda en la pandemia, acababa de publicar un libro titulado La crisis de la narración, y como por intuición supe que ahí se encontraba, si no LA respuesta, al menos sí UNA respuesta a mis elucubraciones.

Byung-Chul Han dice que ese abuso de la palabra “narrativa” es una manifestación de la falta de narrativas que tenemos hoy en nuestras vidas. Es como decir “el que hambre tiene es porque en pan piensa”. Atribuye a la sociedad de la información, aprisionada en el internet, vicios como la disociación, el aislamiento, el fanatismo extremo, el pesimismo… incluso las teorías de conspiración. Dice que la falta de una narrativa en nuestras vidas nos extravía en un presente sin pasado ni futuro, nos convierte en historias de Instagram o de Facebook, vidas fugaces, fragmentadas, que desaparecen en 24 horas.

En cambio, cuando la narrativa forma parte de los individuos, existe un inicio, un desarrollo y una conclusión. Hay orden: un pasado, un presente y un futuro, y éste puede ser esperanzador. Así, las comunidades que se reúnen en torno a sus narraciones adquieren identidad y cohesión. Pero bueno, ¿y esto qué tiene qué ver con la masonería?

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Concluyo: la masonería es una carrera de vida. Es transmisión de sabiduría aplicada, no de información vana que se encuentra en las redes. La masonería es tensión narrativa, porque es gradual y siempre se quiere saber más de ella. La masonería tiene fe en el progreso, esperanza en el porvenir y practica el amor por la humanidad.

La masonería es más profunda que el poder político, porque hunde, cándidamente, sus raíces en los mitos seminales de la civilización (¡desde el neolítico!). No es ni un partido, ni una religión, ni una universidad; la masonería es, en esencia, una narrativa humana: es la historia que algunos elegimos contarnos a nosotros mismos sobre nosotros mismos, para conocernos más y ser mejores. Por tanto, la masonería ha sido, es y será, mientras queramos seguir conectando con nuestro pasado, nuestro presente y nuestro futuro.

Como corolario, para responder a la profecía funesta de su desaparición, quisiera agregar que, por naturaleza, la masonería debería tender, no a desaparecer, sino a integrarse, a ser una con la sociedad conforme logra sus conquistas; pero en tanto exista el oscurantismo, la ignorancia, la tiranía, la injusticia, así como tantos otros vicios humanos, créanme, la masonería tendrá su razón de ser y seguirá presente, con todo su pasado, en el futuro.*

* Nota: Este escrito, con algunas modificaciones mínimas, fue leído públicamente durante el 91 Aniversario de la logia “Acción Masónica Núm. 11”, el 14 de octubre de 2023, en el auditorio “Hombres de la Reforma”, de la Gran Logia Valle de México.

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