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DIALÉCTICA BIDIMENSIONAL DEL PODER REVISTA LOGIA

DIALÉCTICA BIDIMENSIONAL DEL PODER

Por Martín Saucedo Hernández

La dialéctica bidimensional se fundamenta en el pensamiento de Immanuel Kant, principalmente en su obra “Crítica de la Razón Pura”, donde explora los límites y la estructura del conocimiento humano. Para comprender en qué consiste la dialéctica bidimensional desde la perspectiva de Kant, es primordial entender dos aspectos esenciales de su filosofía: la distinción entre fenómeno y noúmeno, y la diferenciación entre la razón pura y la razón práctica.

Kant sostiene que el conocimiento humano está limitado por las condiciones de la experiencia. Los fenómenos son las cosas como aparecen ante nosotros, conformados por las estructuras cognitivas y perceptivas de nuestra mente. Por otro lado, los noúmenos son las cosas en sí mismas, independientes de nuestra experiencia y de las categorías de nuestro entendimiento.

Por otro lado, Kant distingue entre el uso teórico de la razón, que se ocupa del conocimiento objetivo, y el uso práctico de la razón, que se refiere a la moralidad y la libertad. La razón pura teórica se limita al ámbito de los fenómenos y sus leyes, mientras que la razón práctica se ocupa de los imperativos morales y la autonomía de la voluntad.

La dialéctica bidimensional surge de la combinación de estos dos aspectos de la filosofía de Kant, Consiste en la interacción entre dos dimensiones, la dialéctica trascendental y dialéctica empírica.

La dialéctica trascendental que se refiere a la crítica de Kant de la razón pura teórica, en donde identifica ciertas ilusiones o contradicciones a las que la razón se ve abocada cuando intenta trascender los límites de la experiencia. Por ejemplo, las antinomias entre la tesis de que el mundo tiene un principio en el tiempo y la antítesis de que el mundo es infinito en el tiempo. Estas contradicciones muestran los límites del entendimiento humano cuando trata de aplicar conceptos más allá de su ámbito legítimo.

En la dialéctica empírica, Kant aborda las ilusiones generadas por la razón práctica en el ámbito de la experiencia. Aquí se incluyen las tendencias de la razón a formular conceptos no solo en el ámbito de lo teórico, sino también en el ámbito moral y práctico. Por ejemplo, la ilusión de la libertad absoluta, que choca con la idea de determinismo causal en el mundo fenoménico.

La dialéctica bidimensional, implica un análisis crítico tanto de los límites del conocimiento humano en su relación con el mundo (trascendental), como de las ilusiones generadas por generadas por la razón en el ámbito de la experiencia (empírica). Es una forma de reconocer y trascender las limitaciones epistemológicas y morales inherentes a la condición humana, integrando tanto la dimensión teórica como la práctica de la razón.

La dialéctica ha sido una herramienta fundamental en la filosofía occidental para comprender el desarrollo y el cambio en el mundo. Desde los griegos hasta la modernidad, filósofos como Kant y Hegel han explorado este concepto, ofreciendo visiones profundas sobre la naturaleza de la realidad y el conocimiento humano. En este sentido, surge la noción de la dialéctica bidimensional del poder, como una síntesis que fusiona los principios de Kant y Hegel cuando se relacionan con el estudio del poder y el conocimiento desde la perspectiva de Michael Foucault.

La dialéctica en su formulación clásica implica un proceso de cambio y desarrollo a través de la contradicción y la negación de opuestos. Hegel, en su obra “La Fenomenología del Espíritu”, propuso una dialéctica triádica que avanza a través de la tesis, antítesis y síntesis. Para Hegel, esta dinámica es el motor del progreso en la historia y en el pensamiento humano.

Por otro lado, Kant introdujo la noción de la dialéctica como una herramienta crítica para delimitar las fronteras del conocimiento humano. En su obra “Crítica de la Razón Pura”, Kant distingue entre la dialéctica trascendental, que revela las ilusiones del entendimiento cuando se aventura más allá de los límites de la experiencia, y la dialéctica empírica, que se ocupa de las ilusiones generadas por la razón en el ámbito de la experiencia.

La dialéctica bidimensional combina estos dos enfoques cuando se busca realizar un análisis del poder en una doble dimensión, reconociendo tanto el papel del conflicto y la síntesis en el desarrollo del pensamiento y la realidad, como los límites epistemológicos que Kant señala. En esta síntesis, la dialéctica no solo impulsa el cambio y el progreso del saber, sino que también reconoce los límites del conocimiento.

En este análisis del poder desde la perspectiva bidimensional, Michel Foucault ofrece una perspectiva única sobre el poder y el conocimiento como tecnología del saber. Para Foucault el poder no es algo que se posea o se ejerza de manera unidireccional, sino que es una red compleja de relaciones sociales, discursivas y políticas. El poder se manifiesta a través de instituciones, prácticas y discursos que regulan y normalizan la vida social.

Si aplicamos la dialéctica bidimensional al análisis del poder desde la perspectiva de Foucault y Hegel, podemos ver cómo se entrelazan estos enfoques. Hegel, con su dialéctica triádica, podría interpretar el poder como una tesis, la resistencia como la antítesis y la transformación de las relaciones de poder como la síntesis. En este sentido, el poder se desarrolla a través de las confrontaciones y la negociación entre diferentes fuerzas que determinan el conocimiento, los saberes.

Por otro lado, la perspectiva de Foucault enriquece el estudio y análisis del conocimiento, al resaltar la naturaleza descentralizada y dispersa del poder. En lugar de ver el poder como una estructura monolítica, Foucault la concibe como una red de relaciones que atraviesa todos los aspectos de la vida social. Esto se alinea con la noción de Kant sobre las limitaciones del conocimiento humano, ya que el poder no se puede reducir a una única forma de manifestación.

En última instancia, la dialéctica bidimensional nos permite comprender el poder como un proceso dinámico y complejo, en constante evolución y transformación. Integrando los principios de Hegel, Kant y la perspectiva de Foucault, podemos obtener una visión más completa y matizada de las relaciones de poder en la sociedad contemporánea, observando en su totalidad los fenómenos que se producen, interpretándolos en una doble dimensión para comprender como se mueve el poder a través de las redes complejas que determinan lo que es normal o no en la sociedad, y como es que se administra la vida por medio de dispositivos que surgen del biopoder en una doble dimensión, la biopolítica y la necro política.

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