Álvaro Zapata SJ siempre listos para servir y para ir allá donde sea necesario

Álvaro Zapata SJ, granadino de 32 años, conoció a los jesuitas en la Iglesia de San Hipólito en Córdoba, ciudad donde siempre ha vivido. Al noviciado (San Francisco Javier, Donostia) entró en 2014. En la Universidad de Deusto terminó el grado en Derecho, lugar en el que también realizó un máster en ética social. Cuatro años después fue destinado a Tudela (Centro P. Lasa) para trabajar con infancia en riesgo y población migrante. Allí también fue tutor y pastoralista en el Colegio San Francisco Javier.

Un último paso por Madrid: Comillas, Ventilla y San Francisco de Borja.

Los últimos 4 años ha estado destinado en Madrid realizando los estudios de filosofía y teología en la Universidad Pontificia de Comillas, trabajando y viviendo primero en Ventilla, y desde 2022 en la Parroquia San Francisco de Borja (Jesuitas Maldonado). Desde que entró en la Compañía ha estado vinculado al sector social, especialmente a las obras de la PA Loyola: primero en Loiolaetxea, ya en el noviciado; luego en el Centro Lasa; y estos últimos años echando una mano desde la distancia en la Fundación Ellacuría.

"Ser jesuita es el rumbo de mi vida" explica Zapata.

Nos cuenta Álvaro, que cuando Dios habla en su vida lo hace llamándole a la vida religiosa y al sacerdocio en la Compañía "ser jesuita es el rumbo de mi vida" explica.

Es consciente de que hay momentos menos claros en al vocación "normalmente lo veo claro y bien definido, pero también sé que a ratos me desvío y no lo veo claro" cuenta este joven jesuita. Lo maravilloso, añade "y por lo que doy muchas gracias a Dios es porque siempre se puede recalcular ruta y volver a retomar el camino".

"Siento una vocación viva, que crece, aprende, falla y se levanta, y doy gracias por esta vida con rumbo que se me ha regalado"

La imagen de una vocación como sueño personal.

"Creo que tenemos como muy instalada esta imagen de la vocación como sueño personal, como éxito vital y en los previos de la ordenación esto se puede vivir así" explica Álvaro Zapata SJ.

Se recuerda mucho, y le recuerdan mucho, que se trata de una elección que la Iglesia ha hecho "no es desde el 'yo' que soy ordenado, sino desde el nosotros de la comunidad eclesial que elige y nos envía a algunos al ministerio" añade Álvaro.

Para este joven granadino esto matiza mucho la vivencia interna "es liberador, luego hay que alimentar mucho la ilusión y el deseo, desde los amigos, los compañeros…" cuenta.

Estar más cerca de Jesucristo

La ordenación diaconal para Álvaro "tiene que ver con estar más cerca de Jesucristo, repitiendo algunos de sus gestos y palabras e intentando vivir con Él y como Él" observa.

Hace poco, detalla, leyó una interpretación de por qué los diáconos llevan la estola cruzada y que la ataban en un costado, para que no estorbara su paso ligero al salir al servicio "es un recordatorio de que como diáconos tenemos que estar siempre listos para servir y para ir allá donde sea necesario, ligeros de equipaje, porque así vivió el Maestro y así nos llama a vivirlo" finaliza.

En este enlace tienes más información de las ordenaciones diaconales.