La Inteligencia Artificial (IA) es uno de los hilos que conducen a la sociedad de hoy, integrándose en varios aspectos de la vida, su impacto en la economía, la ética, el mercado laboral, entre otros. Hace tiempo nos asombraba la aparición de ChatGPT como modelo de lenguaje y plataforma por la que parecía que iba a ser sencillo escribir textos, retocar o inventar imágenes, y revolucionaba la interacción persona-máquina en diversas esferas de la vida cotidiana. Es un campo que avanza a pasos agigantados y en torno al que se mueven nuevas oportunidades de empleo y de negocio. Pero ¿realmente está tan desarrollado?, ¿qué es lo que de verdad nos puede aportar? Hemos querido explorar con varios expertos de la UFV en educación, ética, arte, humanidades y libros las diferentes perspectivas de esta nueva inteligencia que ha desafiado fronteras de lo posible.
Así lo afirma Íñigo Navarro–Rubio, doctorando de la UFV, quien propone una audaz revisión al actual sistema educativo a través de su investigación doctoral Evaluando la necesidad, viabilidad y escalabilidad de la educación clásica en la era de la Inteligencia Artificial, y busca revalorizar la educación clásica. Con un enfoque innovador, Navarro-Rubio destaca la necesidad urgente de integrar la IA en la educación para revolucionar la manera en que se enseña y se aprende, especialmente en la educación humanística.
Nos encontramos ante la urgente necesidad de formar individuos no solo capaces de procesar información, sino de pensar críticamente, de aprender de forma autónoma y de utilizar la tecnología de manera ética y efectiva”
Su propuesta destaca por su enfoque interdisciplinario, pues fusiona humanidades y tecnología, cultivando virtudes fundamentales, y que promueve una comprensión holística como “hábito operativo bueno, es una cosa que transforma a quien la practica, que te hace literalmente distinto”.
Y, “hay todavía más que deben ser aprendidas y que no se enseñan como tal en las lecciones o en las palabras del aula. Cosas que se aprenden a base de que te esfuerces en hacerlas, y de que encuentres ejemplos –narrativas– que te inspiren a lograrlas”, añade.
Subraya que la formación en pensamiento crítico, aprendizaje autónomo y ética en el uso de la tecnología es fundamental en la era digital. Un ejemplo que pone Navarro-Rubio es la educación que propone Dorothy Sayers, autora inglesa de la primera mitad del siglo XX. Ella “propone que las materias sirvan como excusa para desarrollar en el niño habilidades de tipo intelectual. ¡Aprender a pensar, ganar en libertad! El objetivo no es que el alumno aprenda conocimientos, sino que los conocimientos le enseñen a ser un buen alumno, una buena persona”.
Así, mediante su integración con la tecnología puede preparar a las futuras generaciones para un mundo donde la IA es omnipresente, se afianza y contribuye. “Hay un punto en el que uno se plantea de qué te sirve aprender una serie de habilidades que una máquina hace mejor que tú mismo”, asegura el doctorando de la UFV. “Si solo aprendíamos para trabajar, podemos sustituirlos por un programa. Si el aprendizaje alimenta nuestra creatividad, nuestra libertad, nunca se verá sustituido por la máquina. La IA ha provocado que nos demos cuenta de que es importante replantear el contenido de nuestro trabajo”. La IA ha desencadenado una auténtica revolución en lo humano, forzándonos a reconsiderar la naturaleza y el propósito de nuestras habilidades y conocimientos.
Asegura que las herramientas de la Inteligencia Artificial y el mundo digital pueden facilitar que la educación clásica se convierta en “escalable”, es decir, “en el modelo actual, un profesor atiende cuatro grupos de treinta alumnos cada uno, aunque al precio de no hacerles pensar, porque ni da tiempo ni hay posibilidades. ¿Pesa más el programa y la disciplina en el aula que el crecimiento de cada uno de ellos?” se pregunta como docente, y entonces surge otra pregunta: ¿podría existir una IA que pudiera dialogar con un alumno de tú a tú, a la que el alumno tratara como a un profesor real?
Y pone un ejemplo: “Piensa en que hiciéramos un modelo de lenguaje usando Python y entrenarlo como distintos filósofos o autores. Uno como utilitarista, otro de ética de las virtudes y uno de ética del deber. A continuación, plantearíamos cualquier problema ético y que el alumno tuviera una conversación con las tres ‘perspectivas’ a la vez. Cada uno daría su punto de vista. Y tras la respuesta de uno podrías preguntarle al otro qué opinaba sobre lo recién dicho. Solo el hecho de participar de esa conversación va orientando sobre cómo pensar”, asegura. Eso en las universidades de la Edad Media se llamaba disputatio y allí se hacía con sabios.
Ana Lazcano, profesora del Grado en Business Analitics y directora de la Cátedra de Inteligencia Artificial para el Bien Común Global de la Universidad Francisco de Vitoria tiene una visión de esta nueva herramienta abiertamente positiva: en la medida en que ayude a agilizar procesos repetitivos o tomas de decisiones que necesitan mucha información, la Inteligencia Artificial nos liberará de muchas cargas hoy consideradas pesadas del mundo laboral, y facilitará que nos centremos en la parte más creativa y relacional del trabajo y la vida social.
La IA nos va a llevar a ser capaces de hacer las tareas mucho más rápido, mejor, de forma más eficiente, pero necesitamos al humano manteniendo el control”
La profesora pregunta a los alumnos: “¿Cederíais una decisión médica de un pariente vuestro a la IA u os gustaría que hubiera siempre un médico que revisara?”. Se necesita ese punto de vista. Pueden introducirse un montón de síntomas en un sistema, pero éste no verá lo que ve el médico. Por ejemplo, las puntas de los dedos más inflamadas, que hablan de una enfermedad respiratoria, aunque el paciente quizá no se haya dado cuenta. El médico lo ve. Hace falta su juicio”, asegura.
La directora de la Cátedra de Inteligencia Artificial para el Bien Común Global asegura que la IA es una herramienta a la que se le tiene miedo porque “a toda revolución se le tiene miedo”. “Es un cambio de paradigma respecto a hace veinte años y, sin duda, respecto a lo que será la sociedad dentro de otros veinte. No podemos ni imaginar dónde va a llegar”, añade la profesora que afirma cómo ha influido la IA en la docencia universitaria a la hora de enseñar y de estudiar. Los alumnos, explica Ana Lazcano, tienen una atención más focalizada pero más breve por el uso de las pantallas. “Nosotros nos tenemos que adaptar a ello, y ellos tienen que ser conscientes de ese cambio” y, por eso, aboga por usar las herramientas de la IA que nos ayuden y que los alumnos deben aprender a dominar. En opinión de los expertos de la UFV, tener criterio, también se enseña.
La IA debe considerarse un complemento, no como un sustituto del ingenio humano porque solo el ser humano puede aportar lo nuevo. Es crucial que mantengamos el control sobre estas tecnologías y las orientemos hacia el bien común"
Y eso es lo que, precisamente, se busca en la cátedra que dirige: “fomentar el uso responsable de la IA desde tres pilares: científico, divulgativo y formativo”. Indica varios ejemplos: se investiga sobre IA y sobre cómo impacta el entrenamiento de los lenguajes generativos también desde la perspectiva del consumo eléctrico o de agua; la relación del IA con la Doctrina Social de la Iglesia. También existe un grupo de trabajo de más de 25 personas en Milán, del que la Cátedra forma parte, estudiando cómo se relacionan: solidaridad, subsidiaridad, bien común. Y en la UFV existe otro grupo de investigación sobre la relación entre IA y filosofía.
La dimensión divulgativa va dirigida a un público que no es académico y por eso se organizan charlas, seminarios, y otras actividades.
Sobre la formación desde el colegio hacia la universidad explica Lazcano que “estamos trabajando con un curso de 2º de ESO, en colaboración con la Fundación IndesIA para implantar un proyecto en colegios para formar a los alumnos cuanto antes sobre, por ejemplo, qué son las fake news y la necesidad de contrastar. Buscan en Google y lo primero que sale se lo creen. Tenemos que enseñar cómo se usan los datos. No son conscientes de todo lo que entregan en las cookies. O de cómo la IA nos puede ayudar a componer un texto”, explica la directora de la Cátedra que cuenta orgullosa que uno de sus alumnos ha desarrollado una aplicación que prepara correos electrónicos formales a profesores, de manera que el que escribe queda elegante y además aprende rasgos de convivencia.
Lazcano ve en la IA una herramienta poderosa para abordar desafíos globales, desde el cambio climático hasta la desigualdad social, siempre que su desarrollo esté guiado por principios éticos sólidos, donde solo la persona puede desplegar su utilidad.
Pero ¿la Inteligencia Artificial supone verdaderamente una gran revolución? Javier Sánchez Soriano, director del nuevo Grado en Inteligencia Artificial de la UFV, lo tiene claro y considera a la IA como la próxima gran revolución industrial, subrayando su potencial tanto para el avance como para el desafío en la sociedad y el mercado laboral: “Como toda revolución, genera inevitablemente miedo y dudas especialmente ante la posibilidad de quedar fuera del mercado”, afirma. Así, el director del grado reconoce los temores relacionados con la pérdida de empleos debido a la automatización avanzada que la IA permite, pero argumenta que, gestionada correctamente, esta revolución tecnológica representa una oportunidad de mejora comparable a inventos históricos como la cadena de montaje o la máquina de vapor.
“A diferencia de aquellas revoluciones previas, esta parece mucho más profunda y quizá pueda afectar a más personas, impactando de lleno en sus vidas. Es por ello que tenemos que hacer un esfuerzo importante para reflexionar profundamente sobre cómo debe formarse adecuadamente a la sociedad y como promover el uso responsable de la IA para evitar o mitigar en la medida de lo posible situaciones difíciles. Por último, debemos intentar que nadie quede fuera del sistema con lo que todo esto supondría”, recomienda.
El Grado en Ingeniería de Sistemas de Inteligencia Artificial (ISIA) de la UFV está diseñado para preparar a los estudiantes no solo para las carreras actuales más demandadas sino también para futuros roles profesionales aún por definir, gracias a una educación que abarca desde fundamentos matemáticos hasta aplicaciones punteras de la IA. El programa busca equilibrar la formación técnica con consideraciones éticas y humanísticas, asegurando que los futuros profesionales puedan aplicar la IA de manera responsable y justa.
“Es un hecho que la IA tiene cada vez más influencia en la economía y en la sociedad, con todas las oportunidades y retos que todo esto conlleva y supone”
Soriano destaca la importancia de la IA en campos como la conducción autónoma, mostrando tanto sus avances como los desafíos éticos que plantea. “Conducir de forma autónoma está muy bien, pero entraña algunos desafíos que van más allá de lo técnico como son la gestión de los eventos críticos o el manejo de situaciones no contempladas... ¿Cómo debe actuar el vehículo en caso de fallo? ¿qué debe hacer ante una situación que implique colisionar o arrollar inevitablemente a peatones? ¿Debe velar por sus ocupantes o por los otros conductores/patones? Estas son solo algunas de las muchas preguntas que requieren una profunda reflexión, con el fin de gestionarse de la mejor manera posible”, reflexiona.
El plan de estudios del Grado en Ingeniería de Sistemas de Inteligencia Artificial, estructurado en dos bloques bianuales que cubren tanto los fundamentos como la especialización, tiene como objetivo formar a los alumnos en dos entornos: por un lado ingenieros de IA que “desarrollarían su profesión diseñando e implementando sistemas inteligentes, ofreciendo soluciones end-to-end o lo que es lo mismo, desde su concepción hasta su despliegue y puesta en explotación”, puntualiza Javier Sánchez y, por otro lado, científicos de datos capacitados para contribuir de manera significativa a la sociedad y al mercado laboral. Este enfoque integral asegura que los graduados de la UFV no solo sean competentes técnicamente, sino también ciudadanos responsables y conscientes de su impacto en el mundo.
En la búsqueda de la verdad, el bien común y la belleza, la inteligencia artificial se presenta como un desafío apasionante. La IA generativa, por ejemplo, permite crear imágenes, textos y música de manera asombrosa. Sin embargo, también nos enfrenta a la pregunta fundamental: “¿qué es real y verdadero en este mundo generado por algoritmos?”, se pregunta Sánchez Soriano. “La verdad, junto con el bien y la belleza, se convierte en un faro que guía nuestro enfoque en este Grado. Como ingenieros de sistemas de IA, nuestros egresados deberán ser capaces de discernir entre lo auténtico y lo artificial, entre lo genuino y lo simulado. Nuestra responsabilidad no solo radica en formarles para que sean capaces de desarrollar sistemas inteligentes, sino también en asegurarnos de que estos sistemas contribuyan positivamente a la sociedad”, responde.
El Grado en ISIA no solo se trata de programación y algoritmos. “Es una invitación a explorar la intersección entre la tecnología y la ética, entre la innovación y la responsabilidad. Nuestro objetivo es crear una sociedad más justa, más segura y hermosa para las futuras generaciones mediante el desarrollo responsable de la Inteligencia Artificial”, asegura.
En cuanto a la formación, un grupo de estudiantes de la Universidad Francisco de Vitoria, dirigidos por los alumnos Guzmán Cano (5º ADE y RRII bilingüe), Beatriz Pompa (1º IBM y Derecho), Rodrigo Alfaro (2º ADE bilingüe), Gonzalo Ballesteros (1º ADE bilingüe) y Alfonso Ochoa (2º ADE bilingüe), impulsó la visita del presidente de Microsoft España, Alberto Granados, al Campus de la UFV en febrero de 2024, para hablar sobre inteligencia artificial (IA), demostrando que la universidad va más allá de obtener un título. Esta iniciativa nació de su interés compartido por las finanzas y la educación financiera, llevándolos a crear la Sociedad de Alumnos Investing UFV para enriquecer la experiencia universitaria y fomentar un enfoque práctico hacia el aprendizaje y el desarrollo profesional.
Apoyados por la Facultad de Derecho, Empresa y Gobierno de la UFV y el entusiasmo estudiantil, realizaron un evento muy significativo que reunió a casi 500 alumnos y miembros de la comunidad educativa, destacando la importancia de combinar la teoría académica con experiencias prácticas reales. La presencia del ejecutivo aportó una perspectiva valiosa sobre el impacto de la IA y sirvió de ejemplo de cómo los estudiantes toman la iniciativa para complementar su educación formal con aprendizajes relevantes para sus carreras futuras y la transformación de la sociedad. Este evento refleja cómo el compromiso activo de los estudiantes en su educación puede llevar a descubrimientos inesperados y valiosos, una verdadera serendipia en el entorno académico que propone la UFV en su modelo educativo Formar para Transformar, y su trinomio “despertar, descubrir y decidir” como un proceso de proceso de autodescubrimiento y toma de decisiones.
Así fue el encuentro de Alberto Granados, presidente de Microsoft con los alumnos de la UFV:
Editorial UFV. Una visión positiva sobre el futuro del libro en un equilibrio entre lo tradicional y lo tecnológico.
Y en un mundo cada vez más dominado por pantallas y automatización, Isaac Caselles, director de la Editorial de la UFV, aporta una perspectiva crítica sobre el impacto de la IA en el conocimiento y la cultura del trabajo, enfatizando la necesidad de preservar espacios para el pensamiento crítico y la contemplación en un mundo inclinado hacia la automatización. El contexto de los libros impresos frente al material digital experimenta una coexistencia marcada por la evolución tecnológica y los cambios en los hábitos de lectura, y también es fuente de debate en el plano educativo.
Para Caselles, “cualquier dispositivo que tenga internet va acompañado de un montón de alertas, noticias, redes sociales…, que distraen al lector de la lectura, le sacan de ella. El libro es un formato que une al lector con el texto creando una relación de intimidad en la que ambos pueden desarrollar sus ideas. El libro lleva al lector a pensar, y a pensar cosas nuevas”, asegura.
Defiende el valor irremplazable del libro impreso para fomentar la reflexión y mantener una relación íntima entre el lector y el texto, algo que ve comprometido por las distracciones de dispositivos conectados a internet.
El responsable de la Editorial de la UFV reconoce el valor de los formatos electrónicos para adaptarse a necesidades específicas del lector, “los formatos electrónicos son perfectos para adaptarlos a las necesidades del lector. Si alguien tiene problemas de vista, en un reader puede agrandar la letra lo que necesite. O se pueden conseguir libros de cualquier parte del mundo de forma inmediata, y compartir ideas de cualquier persona a través de publicaciones en abierto on–line”.
Hay muchos factores que cambian la forma de leer. Un buen libro, bien editado, hace que el lector adapte su lectura al tipo de libro que tiene entre manos. Por el contrario, les distraen las lecturas rápidas, tipo tuit"
A pesar de eso, el director de la Editorial UFV reconoce que la digitalización y la IA han cambiado la manera en que leemos y nos concentramos, pero ve en los libros una herramienta única para desarrollar el pensamiento profundo y las ideas nuevas, lejos de las lecturas superficiales y rápidas predominantes en el mundo digital. “No pasa nada porque alguien se aburra o le dedique un montón de horas a la lectura. Es a lo largo del tiempo cuando aprendes de verdad. Divertida, entretenida, o que parece que no lleva a ningún sitio. No importa: esa dedicación te lleva a reflexionar. En cambio, el mundo informático apuesta por la inmediatez del resultado, por un cierto atropello, y necesita que esos resultados sean cuantificables. Importa documentar mis acciones, contarlas, pero eso no se hace con desarrollos sino con puntos concretos en forma de tabla o de test”, explica.
Caselles resalta la experiencia sensorial y el enriquecimiento intelectual que ofrecen los libros impresos, insinuando que son elementos esenciales para un aprendizaje y disfrute genuinos. “Los libros, el sillón orejero, la luz de la lámpara, los pies sobre un puf: hay una liturgia lectora que no apuesta tanto por la comodidad del dispositivo sino por la nobleza de la tarea que se emprende”, reconoce.
Además, Caselles subraya la importancia de un buen trabajo editorial para hacer accesibles y atractivas las ideas complejas, un proceso que hasta ahora la IA no ha logrado replicar con éxito, manteniendo una visión positiva sobre el futuro del libro en un equilibrio entre lo tradicional y lo tecnológico.
“La tarea del buen editor es adaptar esas ideas a un lenguaje que sea comprensible para todo el mundo. Hay pensamientos que el autor es incapaz de desgranar para hacer que la gente se acerque a ellas. Un buen corrector consigue que ese párrafo rocoso se transforme en un objeto de examen suave y atrayente para el público. Y el editor tiene la tarea de dar una forma atractiva al libro”, explica y añade que utiliza la IA entre otras cosas para maquetar esos textos.
La Editorial Universidad Francisco de Vitoria pretende fomentar la investigación realizada con rigor, difundir esas ideas para ayudar a mejorar la sociedad, ideas en las que se muestre la conexión entre razón y fe, “lo que en la UFV llamamos la perspectiva de Razón Abierta”, explica Isaac Caselles. Uno de los libros que han marcado un antes y un después en este sentido es la publicación de la Divina Comedia comentada por Franco Nembrini y cuyo primer volumen, Infierno, ganó el premio al libro mejor editado entre todas las editoriales universitarias de España.
“Es un libro que tiene vida propia, sigue su propio camino. Nosotros lo editamos, pero creció con imágenes con las que hicimos exposiciones que movieron el texto por distintas universidades (Carlos III en Getafe, Alcalá de Henares, en Lisboa en la JMJ, y nos siguen llamando…). Logra que el mensaje de la Comedia, que es de esperanza, salga por todo el mundo y los lectores lo vean como atractivo”, comenta orgulloso. Otros proyectos son la publicación del Pinocho de Carlo Collodi, con comentarios de Nembrini e ilustraciones de Gabriel Dell’Otto, en un esquema similar a la Divina Comedia: texto original, comentarios e ilustraciones. Ya está en marcha, y “queremos que sea una invitación a conocer qué es lo que se dice en ese cuento y por qué es importante”, asegur
El impacto revolucionario de la IA en las Bellas Artes.
Y de los libros pasamos a Virginia Puertollano, profesora del Grado en Bellas Artes y Diseño de la UFV, que diseña, y enseña a diseñar, con herramientas informáticas avanzadas, incluida la inteligencia artificial, para crear obras de arte digitales innovadoras, defiende la idea de que la IA no sustituye la esencia del artista. En su taller, equipado con un ordenador potente para renderizar complejas "pinturas en movimiento" y diseños de muebles inspirados en elementos naturales, Puertollano explora las posibilidades que la IA ofrece como herramienta creativa. “Siguen siendo los artistas quienes se encuentran detrás de la obra, cada uno con su sensibilidad única, con su visión personal y su especial capacidad para transmitir emociones, experiencias, a través del arte”, explica. La IA puede ser una herramienta valiosa en su proceso creativo, pero es incapaz de la profundidad y singularidad que los artistas humanos aportan a sus obras. A pesar de las críticas sobre el uso de IA en la creación de arte que carece de la profundidad y singularidad del trabajo humano, ella sostiene que la verdadera inteligencia y sensibilidad en el proceso creativo provienen del artista, no de la máquina, porque “las máquinas no tienen alma”.
Siguen siendo los artistas quienes se encuentran detrás de la obra, cada uno con su sensibilidad única, con su visión personal y su especial capacidad para transmitir emociones, experiencias, a través del arte”
Puertollano afirma: "la IA puede ser una herramienta valiosa en su proceso creativo, pero es incapaz de la profundidad y singularidad que los artistas humanos aportan a sus obras." A pesar de las críticas sobre el uso de IA en la creación de arte que carece de la profundidad y singularidad del trabajo humano, ella sostiene que la verdadera inteligencia y sensibilidad en el proceso creativo provienen del artista, no de la máquina, porque “las máquinas no tienen alma”.
Puertollano utiliza la IA como fuente de inspiración y un medio para generar ideas y explorar conceptos en sus proyectos de diseño, manteniendo el control creativo final. Aunque reconoce las limitaciones de la IA en términos de generar soluciones de diseño verdaderamente innovadoras o artísticas, ve valor en su capacidad para realizar tareas sistemáticas y asistir en el proceso creativo. “La IA tan solo sirve como herramienta de inspiración y proceso, como cualquier otra, y debemos saber qué queremos para saber preguntarle”, asegura.
Destaca la importancia de equilibrar la exploración de nuevas ideas con la necesidad de filtrar la sobrecarga de información que la IA puede proporcionar para preservar la integridad y originalidad del arte. “No creo que pueda haber creación sin pausa, sin lentitud, sin espacios de reflexión y contemplación. Por eso me parece muy aconsejable limitar el tiempo en las redes sociales, reducir la exposición a contenido visual o musical, buscar actividades que fomenten la reflexión y la relajación como caminar al aire libre o la lectura de un libro. Es crucial recordar que la creatividad florece en un ambiente de calma y libertad mental”, reconoce.
Puertollano también aborda el debate sobre los derechos de autor en la era de la IA, expresando preocupación por cómo las herramientas de IA pueden plagiar el trabajo de otros artistas. “El uso de la IA en el ámbito artístico debe dar lugar a un diálogo abierto en el que profesionales, creativos y artistas puedan poner en común sus preocupaciones y debates”, propone. A pesar de estas preocupaciones, es optimista sobre el futuro del arte y el diseño asistidos por IA, imaginando un mundo donde las obras digitales se puedan exhibir en pantallas en los hogares al igual que los cuadros tradicionales. “Un informático no apunta a las mismas conclusiones, procesos ni desafíos que un artista.”
En última instancia, Puertollano cree que el alma de una obra de arte reside en la experiencia humana y la capacidad del artista para evocar emociones y reflexiones en el espectador.
La IA es más que una revolución tecnológica.
Así, la IA ciertamente representa una gran revolución, una que es multifacética y compleja, con el potencial tanto para desafiar como para enriquecer y contribuir a la experiencia humana. La clave, según la visión de estos expertos, reside en la capacidad de cada persona para navegar esta revolución con un enfoque consciente, diverso y deliberado, asegurando que la IA se desarrolle y aplique de manera que refuerce nuestros valores humanos, promueva la equidad y mejore la calidad de vida de todos.
La IA es más que una revolución tecnológica; es un catalizador para repensar y remodelar nuestras estructuras sociales, económicas, educativas y culturales. La respuesta colectiva y las decisiones que tomamos hoy sobre cómo incorporamos la IA en nuestra sociedad determinarán si esta revolución tecnológica se traduce en una revolución genuinamente positiva y transformadora para la humanidad.
Así es como en la Universidad Francisco de Vitoria, entendemos la Revolución Humana, porque el mundo necesita cambios, y esos cambios necesitan personas que los inspiren.