Las áreas de protección estricta son un tipo de áreas marinas protegidas que preservan ecosistemas de gran valor. España solo dispone de un 1% de aguas con este nivel de protección, por lo que Oceana propone crear 50 refugios marinos.
En este tipo de áreas no se permiten actividades extractivas, pero sí pueden autorizarse otras de subsistencia, científicas o recreativas. Su tamaño debe ser adecuado para el ecosistema que se pretenda proteger.
La propuesta de Oceana contiene espacios para especies en peligro crítico de extinción, como el pez guitarra, el coral bambú o la nacra. También incluye elementos geológicos (montañas submarinas, zonas de escape de gases, etc.).
Asimismo, incorpora ecosistemas como praderas submarinas, bosques de quelpos, lechos de maërl, coralígeno, gorgonias, y agregaciones de corales, ostras o esponjas.
La Estrategia de la UE sobre Biodiversidad establece como objetivo proteger un 30% de la superficie marina para 2030, incluyendo al menos un tercio bajo protección estricta. Son prioritarios los ecosistemas ricos en carbono (como las praderas), hábitats que ayudan a regular el clima o proteger la costa, y zonas de reproducción y cría de especies amenazadas.
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