ELEGÍA
Por Miguel Hernández
ELEGÍA
(En Orihuela, su pueblo y el mío, se me ha muerto como del rayo Ramón Sijé, con quien tanto quería)
Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.
Alimentando lluvias, caracolas
y órganos mi dolor sin instrumento,
a las desalentadas amapolas
daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento.
Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.
No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.
Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.
Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.
No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.
En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofes y hambrienta.
Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.
Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte.
Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera
de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.
Alegrarás la sombra de mis cejas,
y tu sangre se irá a cada lado
disputando tu novia y las abejas.
Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.
A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.
Miguel Hernández Gilabert nació el 30 de octubre de 1910 en Orihuela, una pequeña ciudad en la provincia de Alicante, España. Hijo de una familia humilde dedicada a la cría de ganado, Hernández desarrolló desde muy joven un profundo amor por la literatura y la poesía. Su formación fue en gran parte autodidacta, complementada con su asistencia a la escuela hasta los catorce años.
A pesar de las dificultades económicas, Hernández logró integrarse en círculos literarios importantes, lo que le permitió publicar sus primeros poemas y obtener cierto reconocimiento. Su estilo poético es una mezcla de influencias clásicas y modernas, con una fuerte carga emocional y social.
En 1934, Miguel Hernández se trasladó a Madrid, donde se relacionó con otros grandes poetas de la época como Vicente Aleixandre y Pablo Neruda. Durante la Guerra Civil Española, se alistó en el bando republicano, lo que marcaría profundamente su vida y obra. Su poesía de este periodo es combativa y refleja su compromiso político y social.
Después de la guerra, fue arrestado y encarcelado en varias ocasiones por su apoyo a la República. En prisión, escribió algunas de sus obras más conmovedoras y personales, como el "Cancionero y romancero de ausencias". Su salud se deterioró gravemente en la cárcel, y finalmente falleció de tuberculosis el 28 de marzo de 1942, con tan solo 31 años.
Miguel Hernández dejó un legado literario impresionante que incluye obras como "El rayo que no cesa", "Viento del pueblo" y "El hombre acecha". Su poesía, marcada por la pasión, el dolor y la esperanza, sigue siendo una influencia vital en la literatura española contemporánea. La "Elegía a Ramón Sijé" es uno de sus poemas más conocidos, un lamento profundamente emotivo por la muerte de su amigo y compañero, el escritor Ramón Sijé.