José Luis Olea Alarcón SJ es natural de Lleida. Nacido en 1992, entró en la Compañía de Jesús hace 10 años, en 2014. Realizó el bienio filosófico en Roma (2016-2018) y el magisterio en Oviedo (2018-2020).
Entre 2020 y 2023 estudió el bachillerato en Teología en Comillas y, desde septiembre de 2023, estudia en Paris la licencia en Teología de las Artes. Este sábado, 8 de junio, se ordena sacerdote en Madrid.
Los tiempos y el ritmo de las cosas
Honestamente "son días que vivo con extrañeza" reconoce José Luis. Extrañeza, nos cuenta, porque es final de curso y hay muchas cosas todavía por hacer y urgencias que resolver: "Sin duda que tengo muy presente la ordenación y espero con mucha ilusión que llegue el día, pero hay cantidad de cosas que se anteponen a ese pensamiento; la ordenación no detiene el ritmo de las cosas, por eso llego a este momento justo de fuerzas" explica.
Sin embargo, en todo ello José Luis descubre algo importante: "No soy yo quien marca el ritmo de las cosas, la ordenación llega cuando al Señor le parece oportuno" cuenta. Y así, dice, descubre una vez más que la vocación no le pertenece: "Es el Señor quien lo ha hecho, esto aumenta mi gratitud por tanto bien recibido, me hace más humilde y me mueve a confiar más en el Señor".
Un padre bueno
Cuando le hablamos del sacerdocio, a Olea SJ le viene a la mente y corazón palabra fiesta: "Vinculo mucho el sacerdocio a la parábola del padre bueno, ya que en mi contemplación, el hijo pródigo no regresa para quedarse junto a su padre definitivamente, después de un tiempo se va". Y así, reflexiona José Luis, cree que sucede muchas veces: "Pero el padre actúa siempre del mismo modo: organizando una fiesta, aunque la experiencia le diga que el hijo se irá de nuevo".
"Creo que el sacerdote tiene que estar dispuesto siempre a hacer fiesta: esto es, vivir sin escatimar en nada, abierto al perdón y derrochando tiempo y alegría con las personas, especialmente, con aquellos para los que la vida es más difícil y van y vienen constantemente, como el hijo pródigo".
Esta imagen del padre le ayuda a profundizar en el sentido de la celebración de la Eucaristía y del sacramento de la reconciliación, que son, admite, otras dos cosas en las que piensa espontáneamente al hablar de sacerdocio.
Los Ejercicios Espirituales que fueron importantes en su llamada a la Compañía
¿Cómo recuerda José Luis aquellos Ejercicios Espirituales en los que vio claro la llamada a estar en la Compañía de Jesús? "Como uno de los momentos más importantes de mi vida" responde.
Fueron en Zaragoza: "Recuerdo que los empecé con mucha incertidumbre, algunos prejuicios y desconfiado, pero en los que acabé experimentando una cercanía muy grande con el Señor" cuenta Olea.
Eso fue sin duda lo que más le tocó: "La llamada a la Compañía la viví ahí, sí, pero intenté esquivarla todo lo que pude, hasta que hubo un momento en que me pareció inútil seguir negando lo evidente" reconoce.
"La cercanía con el Señor sigue viva desde entonces, aunque yo no siempre le corresponda".
Estará haciendo lo mejor con su vida
¿Qué decirle a un joven que quiere ser sacerdote? Aunque no se siente autorizado a decirle nada, él mismo, en los inicios, tampoco pensaba mucho en ello: "Antes que sacerdote mi deseo era ser jesuita, vivir como religioso". Lo único que podría decirle, admite, es que si es un deseo que persiste en el tiempo "entonces quizás sea de Dios y, en ese caso, que no tenga miedo a discernir porque estará haciendo lo mejor con su vida".
Es un camino en el que los sentimientos están repartidos, aunque no necesariamente con las dudas: "Más bien la ilusión se mezcla con la expectación, la incertidumbre, el miedo al futuro, la alegría… Supongo que necesitaré tiempo para asimilar que soy sacerdote, como lo necesité para ser jesuita".
"Me siento acompañado por mucha gente para vivir esta nueva etapa que comienza, especialmente por todos aquellos que forman parte de mi historia de vocación. En medio de todos los sentimientos que vivo, eso me reconforta".
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