Esta representación atrae cada año a más de dos millones de personas; es la conmemoración más emblemática de la temporada en la CDMX
Bet-biraí Nieto Morales bnieto@ejecentral.com.mx
En el corazón de Iztapalapa, la Semana Santa cobra vida con una espectacularidad única, enmarcada por datos impresionantes y detalles que cautivan. Cada año, esta representación se renueva, pues se agregan elementos frescos y se eliminan otros, en un reflejo de la evolución de la tradición que atrae a miles de fieles, ya que el año pasado se registró una asistencia de dos millones 152 mil personas, y se espera recibir a la misma cantidad de visitantes.
Desde el emblemático personaje de Judas Iscariote, hasta la participación activa de ocho barrios de la comunidad, la Semana Santa en Iztapalapa es una experiencia colectiva y en constante evolución.
Uno de los elementos más simbólicos es la imponente cruz utilizada en la representación del viacrucis, pues mide 6.10 metros de largo, con una envergadura de 3.40 metros en la parte de los brazos.
La celebración de la Semana Santa en Iztapalapa tiene raíces históricas. En 1833, una epidemia de cólera devastó la zona, cobrándose la vida de 14 mil personas. En agradecimiento por su erradicación, se organizaron misas anuales, y en 1843 se inició la tradición de representar la pasión y resurrección de Jesús, marcando el inicio de una de las celebraciones más emblemáticas de la región.