El 8 de marzo de 2024, a las 3 de la tarde, se congregaron en el Parque San Pío centenares de mujeres para conmemorar su Día Internacional. El recorrido tuvo como ruta la carrera 27, pasó por el Centro Comercial La Quinta, además de atravesar la carrera 33; la movilización fue el canal para que las mujeres demandaran y expresaran sus demandas por justicia, igualdad y el fin de la violencia de género.
Valentina Páez, profesora de lenguas, compartió que su motivación para unirse a la marcha fue: "busco que mis estudiantes vivan en un entorno seguro y que puedan verme como una aliada y un apoyo para ellas", además destacó su deseo de proteger a sus estudiantes ya todas las mujeres de la vulnerabilidad y la indiferencia. Su testimonio resuena como un llamado a la acción para garantizar que las mujeres sean tratadas con respeto y dignidad en todos los aspectos de la vida.
Durante la marcha, en la carrera 27, varias lideresas políticas presentaron su postura a favor de los derechos de la mujer.
Los reclamos por la falta de interés del gobierno sobre los feminicidios que se han presentado en lo que va el año fueron uno de los puntos que más se exigió.
Olga Materón, comunicadora social y defensora de los derechos humanos, enfatizó la relevancia del Día Internacional de la Mujer como una oportunidad para visibilizar y discutir las múltiples problemáticas que enfrentan las mujeres. Materón compartió que “estos espacios ayudan a darle visibilidad a los problemas de violencia que viven las mujeres y generan un entorno de apoyo y comprensión para aquellos que, por miedo, han permanecido en silencio”.
Las expresiones artísticas también fueron parte de la movilización.
Mientras marchó, Ximena Rodríguez tocó un aspecto cotidiano pero significativo de la lucha por los derechos de las mujeres: la libertad de moverse sin miedo en el espacio público, “mi familia me dijo que fue mi culpa por ser tan masculina, yo me lo busqué... mi familia es muy machista”. Su participación simboliza el deseo de vivir en una sociedad donde actividades simples como andar en bicicleta no estén teñidas por el temor.
Entre los gritos que reclamaban libertad se escuchó "cansada de vivir con miedo".
La marcha estuvo ambientada por actuaciones musicales, como el de La Batucada Guaricha que con el toque de su percusión lleno de alegría y energía la marcha. Las representaciones artísticas no solo amenizaron la jornada, sino que también reforzaron el mensaje de unidad, fuerza y esperanza entre las mujeres.
La marcha del 8 de marzo en Bucaramanga fue un testimonio palpable del movimiento por los derechos de las mujeres en Colombia y el mundo. Las historias compartidas y la solidaridad mostrada, reflejan un compromiso colectivo con la construcción de una sociedad más justa e igualitaria.