VÍCTOR JARA SIGUE CANTANDO
Por Lidia López Cardenas
Víctor Jara, un nombre que resuena en los corazones de muchos amantes de la música y la justicia social en todo el mundo, fue un cantautor chileno cuya vida y obra están intrincadamente ligadas a la historia de Chile y a la lucha por los derechos humanos. A lo largo de su breve pero impactante carrera, Víctor Jara se convirtió en un símbolo de la resistencia y la canción popular chilena, dejando un legado imborrable en la música y la conciencia social.
Era el amanecer del 12 de septiembre de 1973 en Santiago, Chile, un día que quedaría marcado en la historia del país y en la memoria del mundo entero. En medio del caos político y la violencia que envolvían a Chile tras el golpe militar liderado por el general Augusto Pinochet el día anterior, un suceso sacudió a la comunidad artística y a los defensores de los derechos humanos: la muerte de Víctor Jara.
Víctor Jara, reconocido cantautor y figura prominente en el movimiento de la Nueva Canción Chilena, se encontraba en la Universidad Técnica del Estado, donde trabajaba como profesor y director de la compañía de teatro. Tras el golpe militar, la universidad se convirtió en un centro de detención y tortura.
En los primeros días después del golpe, Jara y cientos de estudiantes y profesores fueron arrestados y llevados al Estadio Chile (ahora conocido como el Estadio Víctor Jara) en Santiago. El estadio se convirtió en un símbolo de la represión brutal que caracterizó la dictadura de Pinochet.
Fue en este sombrío lugar donde comenzó la pesadilla de Víctor Jara. Allí, fue sometido a torturas físicas y psicológicas atroces. Los militares, conscientes de su influencia como cantautor, le rompieron las manos, una crueldad destinada a silenciar su música y su voz de protesta. Sin embargo, su espíritu no se quebró.
Se cuenta que, a pesar de las circunstancias desgarradoras, Víctor Jara siguió cantando canciones de resistencia y esperanza junto a sus compañeros de detención. Su música era un consuelo en medio del horror.
El 16 de septiembre de 1973, después de varios días de tortura, Víctor Jara fue brutalmente asesinado en el Estadio Chile. Su cuerpo, junto con el de otras víctimas del régimen, fue abandonado en un sitio eriazo en las afueras de Santiago.
La noticia de la muerte de Víctor Jara conmovió a Chile y al mundo entero. Su asesinato se convirtió en un símbolo de la brutalidad del régimen de Pinochet y un llamado a la solidaridad global en la lucha por los derechos humanos.
Hoy, el legado de Víctor Jara vive a través de su música y su valentía inquebrantable en tiempos difíciles. El Estadio que lleva su nombre se ha convertido en un memorial en su honor, recordándonos la importancia de la justicia, la libertad de expresión y la resistencia en la lucha por un mundo más justo. Su muerte, aunque trágica, no logró silenciar su voz, que sigue resonando como un himno de esperanza y cambio en todo el mundo.
Víctor Lidio Jara Martínez nació el 28 de septiembre de 1932 en Lonquén, una pequeña localidad cerca de Santiago, Chile. Desde joven, mostró un gran interés por la música y la guitarra, lo que lo llevó a estudiar en la Universidad Técnica del Estado, donde se graduó como profesor de teatro y expresión musical. Su formación artística influyó profundamente en su estilo musical, que combinaba la poesía y la protesta social.
A lo largo de su carrera, Víctor Jara lanzó varios álbumes que abordaban temas de justicia social, igualdad y los desafíos que enfrentaba la clase trabajadora en Chile y en América Latina en general. Su música estaba imbuida de un profundo sentido de empatía y solidaridad con los marginados y oprimidos, lo que lo convirtió en una voz influyente en el movimiento de la Nueva Canción Chilena, un movimiento musical y político que buscaba el cambio social a través de la música.
El compromiso político de Víctor Jara lo llevó a involucrarse activamente en la política de izquierda de Chile. Durante el gobierno de Salvador Allende, su música se convirtió en un himno para quienes buscaban un cambio progresista en el país.
El legado de Víctor Jara perdura en su música y su lucha por la justicia social. Sus canciones, como "Te Recuerdo Amanda" y "El Derecho de Vivir en Paz," siguen siendo himnos de esperanza y resistencia. Además, su vida y muerte han inspirado a artistas y activistas de todo el mundo a alzar la voz contra la opresión y la injusticia.
Víctor Jara fue mucho más que un cantautor; fue un defensor de los derechos humanos, un poeta de la resistencia y un símbolo de la lucha por la justicia social en Chile y más allá. Su música y su historia continúan inspirando a generaciones de personas comprometidas con la igualdad y la justicia. A pesar de su trágica muerte, su voz sigue resonando en la conciencia colectiva, recordándonos que la música puede ser un poderoso vehículo de cambio social y un faro de esperanza en tiempos oscuros.